jueves, 4 de noviembre de 2010

Epistaxis


Dr. Alejandro Vazquez
La palabra suena rara, pero en términos griegos significa “fluir gota a gota” y se emplea en medicina para señalar la existencia de un sangrado por fosas nasales, que por su forma de eliminar se adapta al significado referido.
En los niños es de las hemorragias mas frecuentes que se llegan a referir y se presentan en niños con problemas alérgico,  temporada de calor o como consecuencia de un traumatismo.
La nariz es la puerta de entrada del aire que llevamos a nuestro interior para el intercambio de gases a nivel pulmonar. Las funciones de la  nariz, incluyen el filtrar, purificar, humedecer y calentar el aire del exterior y en gran medida estas funciones las realiza con mucha relación a su diseño interno además de los dispositivos superficiales. Tiene en su interior vellos que se encargan de evitar que partículas grandes pasen al interior del organismo. La cantidad abundante de glándulas se encargan de producir el moco necesario para atrapar en la superficie la gran mayoría de contaminante y partículas presentes en el aire que respiramos. La forma como se configura el interior de las fosas nasales genera turbulencias para poner en contacto el aire a un filtrado eficiente y la cantidad tan abundante de vasos sanguíneos muy superficiales, le dan la condición de funcionar en forma de un calefactor para incrementar su temperatura y humedecer su contenido.
Cuando en el exterior la temperatura ambiental es baja, en el interior los vasos sanguíneos tienen tendencia a aumentar de volumen y expandir su contenido para permitir la trasferencia de calor por la sangre que circula en su interior hacia el aire que se encuentra dentro de las fosas nasales. Con la temperatura caliente del aire no es necesario realizar el cambio de volumen de los vasos sanguíneos ya que no es necesario calentar mucho el aire que se introduce a la nariz.
El sangrado nasal se presenta con relativa frecuencia en los niños bajo dos situaciones posibles diferentes:
El niño que tiene inflamación recurrente de su mucosa nasal por un fondo alérgico, condiciona modificaciones de elasticidad a la superficie mucosa por la recurrencia de la inflamación ante la frecuencia de la respiración de la sustancia alergénica. Los vasos sanguíneos se involucran en la respuesta alérgica y tienen labilidad a lesionarse con las modificaciones superficiales y sangran.
El niño que se expone a cambios de temperatura. Con la respiración de aire caliente y seco, se deshidrata en forma progresiva la mucosa nasal, y mucho más rápido cuando el niño se introduce frecuentemente el dedo para eliminar el material acumulado, y la deshidratación superficial hace posible que se presente el desgarro de algunos vasos sanguíneos y como consecuencia el sangrado.
En la mayoría de las ocasiones la presencia del sangrado nasal alarma al niño y posiblemente también a sus familiares, por lo que en la desesperación para limitarlo se practican hábitos que en su mayoría no dan resultado adecuado.
La medida mas conveniente para realizar en el momento de presentarse el sangrado, es hacer presión eficiente de las fosas nasales a nivel de las alas de la nariz, en su parte cartilaginosa para cerrar ambas fosas con presión suficiente, y colocar la cabeza hacia delante y abajo con el propósito de evitar que el sangrado residual lo empiece a deglutir el niño de forma constante y pueda causar sensación de incomodidad, asco o vómito. Se mantiene la presión de forma exacta por un tiempo mínimo de cinco minutos, al cabo de los cuales, se suelta la presión y se coloca la cabeza en posición normal, comprobando la ausencia de sangrado activo y quizás solo la eliminación del coagulo en forma ocasional con acceso de tos previo.
Se recomienda no manipular la nariz o introducir el dedo ante la sensación de comezón o retiro de material. De preferencia, se empezará a aplicar humedad de forma frecuente mediante gotas de agua pura o preparados comerciales compatibles con solución fisiológica para evitar que haya sensación de comezón al momento de irse secando el coagulo y formar la costra. La dificultad mayor es al momento de dormir el niño en donde por el hecho de perder conciencia sobre el control de sus movimientos, puede tener rascado o trauma ligero nasal nocturno y desencadenar nuevo sangrado.
Ante un sangrado nasal que no cede luego de dos a tres intentos de presión de fosas, es conveniente acudir al servicio de urgencias para valorar la aplicación de un taponamiento mediante procedimientos especiales.
El sangrado nasal que se presenta de forma aislada, requiere de descartar el fondo alérgico primario o bien el hábito de rascado nasal frecuente en los niños, o una inflamación nasal crónica por otro origen.
Se sospechará de alteración en mecanismo de la coagulación, cuando además del sangrado nasal haya otros sangrados o evidencia de rupturas vasculares (moretones o puntos rojos en la piel) en otras partes del cuerpo.
Para evitar el sangrado nasal en época de calor, se recomienda a los niños no manipular de forma frecuente sus fosas nasales, y en especial ante actividades recreativas con respiración de aire caliente y seco, aplicar en cada fosa nasal humedad de forma adecuada con una a dos gotas de agua pura estéril o preparados comerciales especiales (normales), con intervalos de cada dos a cuatro horas.
Otras causas menos frecuentes pueden estar presentes en algunos niños y deberán ser valoradas por su médico de confianza si hay recurrencia significativa.  


Dr. Alejandro Vásquez Hernández
Sabinos 410 Col. Reforma
cp 68050  Oaxaca, Oax.
Tel. (01-951) 5134873

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