miércoles, 16 de febrero de 2011

Autodisciplina Aquí y Ahora

-Tratamos niños y atendemos papás.-



GENERALIDADES.- 
“La clave de la disciplina no es el castigo, sino el respeto mutuo” (Nelsen).
 Hoy nadie es ajeno a la violencia verbal y/o física. La violación de normas de convivencia social es cosa de todos los días. ¿De donde viene esta conducta?. En la filosofía china esta escrito: “Cuando la familia esté en orden, todas las relaciones sociales de la humanidad estarán en orden”. –Yijing-.

Para conseguir las condiciones óptimas de salud de la población a la que atendemos, la responsabilidad del médico abarca los ámbitos biológico, psicológico y social, por tal motivo, al interactuar con los padres, será pertinente hacer algunas observaciones y comentarios respecto a la DISCIPLINA, tan ausente hoy en día.

¿La dureza en el trato nos llevará a obtener un mejor comportamiento, o solamente obediencia ciega?. “…deberíamos analizar con más cuidado lo que enseñamos a nuestros niños a través de la forma en que los tratamos” (Curwin). Parece que el controlar el comportamiento de los niños no es suficiente, según este autor, la intención es ayudarlos a convertirse en personas que piensen y decidan de manera crítica, la meta es hacerles saber que pueden contribuir positivamente a esta sociedad e incrementar su “aprendizaje feliz”. Tagore nos dice que la felicidad esta en el servicio. Lo contrario a lo que vemos hoy, enseñamos a ser servidos y/o a servirnos de los otros.

En nuestra sociedad, desafortunadamente se espera o se cree que una persona por el simple hecho de convertirse en padre  o madre se transforma en un experto en el manejo de sus hijos, aunque no se tenga ninguna experiencia o entrenamiento previos. Esto fuerza a los padres a representar el papel de “expertos”, pues consideran que se les juzga o califica por sus esfuerzos o “sacrificios” y que deben tener “éxito” a como dé lugar (Calderón-González).

     ¿Los cambios en el comportamiento de los niños dependerán de los hogares destruidos, mucho tiempo de televisión, videojuegos, computadora o las madres que trabajan?. ¿Será que los adultos no les damos los modelos y ejemplos a seguir?. ¿Si no somos capaces de ponernos límites, como podremos proponérselos a nuestros hijos o subalternos?. Pero eso si, culpamos a otros (la escuela, vecinos, amigos etc.) por algo que debería ser nuestra primera responsabilidad. “Jóvenes que viven en ambientes culturales inestables” (Enkevist). Padres de riesgo, hijos en riesgo.

Los padres son el primer maestro y el fundamental para el niño. Ayudémosles para que  reconozcan este papel de educadores, que sepan que el niño es un organismo dinámico, que constantemente está absorbiendo información del medio ambiente y por lo tanto, aprendiendo en formas o momentos que los padres frecuentemente no notamos. Esta tarea la compartirán las escuelas y su personal docente, educación en la conciencia y no en la violencia. ¿Ha oído hablar del bulliyng?, (abuso entre niños en las escuelas), este es otro problema a reslver. La capacidad de escuchar a los hijos, sin juzgarlos, sin dar lecciones de moral y sin ponernos de ejemplo, propicia el diálogo y el entendimiento, hará fluida la comunicación e incrementará las opciones de intercambio de opiniones, discusión de temas y la conciencia que los hará dueños de sus actos. (Schmill).

Al parecer los cambios de disciplina comenzaron después de la 2ª Guerra Mundial. La tecnología, recomposición social y la reorganización familiar, trastornaron la relativa estabilidad comunitaria. Ahora la disciplina, es la preocupación principal de padres, maestros y debería de ser también de los pediatras y médicos de primer contacto.

DE QUE ESTAMOS HABLANDO

¿Cuándo se imponen los derechos del individuo sobre los del grupo (escuela o  sociedad), y cuando los del grupo sobre el individuo?, ¿quién lo decide?, ¿cuáles son los argumentos?.

Toda conducta revela una necesidad, en principio positiva, pretende alcanzar una meta, pero frecuentemente el sujeto no toma en cuenta a los otros, su comunidad, y es ahí, en la actual inconciencia de grupo, donde se pueden violentar las reglas. Desde siempre hemos sabido que somos tan “racionales” como “gregarios”, la naturaleza nos impulsa a buscar relacionarnos con nuestros semejantes , ¿por que hacerlo de manera inconveniente o incorrecta?, quizá no los vemos como semejantes (son nacos, burros, güelles… animales, etc.) , por tanto no humanos como deberíamos considerarnos.

Valores, tradición y creencias son sin duda actores constantes en la toma de decisiones, que afectan primero a quien toma tales decisiones y después a los que lo rodean (amigos, padres hermanos y sociedad). ¿Tenemos conciencia de ello?.  “la disciplina en uno mismo y la capacidad para relacionarse con los demás de manera afectiva, son determinantes en el progreso personal y social”.  Saber decidir, comunicarse de manera efectiva, solucionar problemas, respetar las reglas que tienen sentido y cuestionar las que no lo tienen, son cualidades vitales (Curwin). ¡Comportamiento humano responsable!.

Hay muchos estímulos que compiten por los corazones, las mentes y los espíritus de los niños y jóvenes. ¿Los padres y profesionales que atendemos niños estamos comprometidos con ellos?, ¿Nos disponemos a interactuar para ayudarles?.

Castigo y recompensa no deben ser procedimientos “para facilitar el aprendizaje”. La recompensa (premio), se considera como una forma de soborno y como tal es un procedimiento equivocado para enseñar comportamiento; otro error es pensar en el castigo como una forma de corregir la conducta, al causar molestia física o dolor, peor aún cuando se considera que su efectividad va ligada a la cantidad de dolor producido.  En una forma más clara, aunque simplista, podemos pensar que el castigo no es más que la ausencia de “recompensa”. También es inadecuado “educar” causando malestar emocional (vergüenza, pena, humillación y tristeza), las consecuencias conductuales irresponsables las estamos padeciendo en estos días. Ahora sabemos que ante las amenazas, la respuesta humana es primitiva, de ataque o huída; lo contrario ocurre si se dialoga o hay un reto, la respuesta será positiva.

Los padres y maestros sin quererlo, pueden dar una recompensa indirecta o secundaria por una conducta indeseable. El ejemplo más común es cuando el niño trata de obtener la atención de sus padres o maestros sin éxito, entonces recurre a un mal comportamiento. Cuando la reacción es inmediata y se atiende a este mal comportamiento, involuntariamente se está recompensando al niño por su conducta, puesto que le dio resultado y por lo tanto, lo están invitando a que continúe practicándola.

   Al niño se le debe enseñar a compartir el afecto y atención de sus padres con el resto de la familia y otras personas, en la misma forma en la que él debe aprender a reconocer que ha comido suficiente, jugado suficiente, etc. El fracaso en reconocer la necesidad de enseñar moderación y control de las emociones dejará al niño mal equipado para lidiar con el medio ambiente social (Calderón-González).

¿QUE SABER?

     Hay un grupo de necesidades psicológicas básicas en el desarrollo: la seguridad, pertenencia y significancia, poder y autonomía, competencia y dominio. La buena disciplina se obtiene en ambientes en los que se hace hincapié en el espíritu comunitario. En estos hay disciplina con dignidad, se establecen reglas y consecuencias, límites específicos definidos de mutuo acuerdo y lo más importante, un entorno libre de temores y amenazas. Es mejor enseñarlos a decidir y aceptar las consecuencias de sus actos, lo que lleva a una mayor conciencia en la responsabilidad. Los padres que han perdido la confianza para generar seguridad básica, han formado niños desesperados  que buscan ayuda para tener un desarrollo emocional sano.

     Que sería de nuestro hijos si asistieran a una escuela donde los objetivos fueran la cooperación, respeto mutuo y el compromiso, con metas comunes que beneficien a todo el salón. No dudamos que los alumnos aprenden más de lo que está en el currículum, sus posiciones  y su impacto en los demás. Detener las conductas erróneas cuando se presenten SIN ATACAR LA DIGNIDAD del niño.

     Los “enemigos” del entorno a tener en cuenta son: la violencia social, la violencia televisiva (al llegar a la adolescencia los niños han visto ya 18,000 actos de este tipo); la ausencia de cuidados emocionales; falta de un ambiente familiar seguro. Ni que decir de lo que copiamos a otros países, principalmente de USA, la pregunta es ¿porqué lo hacemos?, ¿será que no nos gusta nuestro modelo de familia, o no nos gustan los hijos? y por tanto ¿no sería mejor que discutiéramos sobre esos puntos no deseados, rescatáramos nuestros valores y reforzáramos nuestra autoestima nacional, aprovechando el bicentenario de nuestra independencia?.

Hay ciertas conductas en las familias mexicanas que debemos cuestionar en tanto a sus resultados. La intolerancia a los errores de nuestros hijos, hecho que nos “da permiso” de herirlos, exhibirlos, hacerlos sentir mal, poca cosa, indignos, tontos, familias en las que el aprendizaje esta basado en las culpas y  la vergüenza. Otro proceder poco conveniente es la transferencia de responsabilidad al enseñarles que cuanto sentimos depende de los demás, de los otros, por ejemplo: “por tu culpa me siento mal”, “tu me vas a matar de un coraje”, “el me hace sentir mal”, o nuestras conducta las decidieron otros, lo que les permite salir limpios, inocentes. Cuando nos hagamos concientes y responsables de nuestras emociones y sentimientos, podremos controlarlos de manera adecuada. Hace años que Eleonor Roosvelt dijo: “Nadie puede hacerme sentir mal sin mi permiso”. Que decir de la “educación” por medio del terror y las amenazas, que dan lugar a hijos  de obediencia ciega, que hacen cuanto se les manda, por que hay que hacerlo, sin tener conciencia del valor y consecuencias de esos actos. ¿Estos padres así “formados” son la mejor guía de conducta social para sus hijos?. Mención especial merece la sobreprotección real o ficticia, “no te preocupes, tu puedes hacer lo que quieras”, ante los errores de los niños estos padres minimizan las consecuencias y exculpan al responsable, este niño se llenará de poder, todo lo merece primero y son la soberbia e intolerancia su conducta en las relaciones, familiares o sociales.

¿QUÉ HACER?
    
     “Cuidado, hay riesgo de cambiar la sabiduría y principios adquiridos durante siglos, por libros y teorías no probadas” (Nelsen). Leamos de manera crítica y luego dialoguemos con otros padres y educadores, también con nuestro médico familiar o pediatra. Muchos padres intentan ganarle a los niños, pero lo que deberíamos hacer es “ganarnos” a los  niños, lo que se consigue si el trato hace en un marco de dignidad y respeto.
     Aprendamos más, lo lograremos si en principio reconocemos que aún nos faltan conocimientos para educar en el respeto y la solidaridad (urge). La herramienta fundamental humana es la comunicación, que tiene como factor primordial el saber escuchar. ¡Cuidado!, la comunicación se pierde si los padres, tutores o educadores: 1.- Nos ponemos como ejemplo. 2.- Si todo lo convertimos en lecciones de moral. 3.- Cuando de todo hacemos juicios (o prejuicios). 4.- Si culpabilizamos al otro y lo hacemos sentir la causa del problema y no parte de la solución. Toda relación interpersonal basada en las críticas, está destinada a deterioras dicha relación, pues tiene como destinatario el ser, en cambio, si la forma de relacionarnos tiene como marco la queja, entendida como la descripción de la situación que ha propiciado la interacción, si respetará la dignidad de la persona. ¿Que tal si solo cuestionamos y permitimos que el hijo tome decisiones?, muchas veces las respuestas no son inmediatas, tengamos paciencia, son inteligentes y un día lo demostrarán.

     Muchos de nosotros , no creemos en el castigo, pues solo es correctivo y no formativo. Se puede ser gentil y firme al mismo tiempo. El primer paso es el cambio personal del educador (padre, tutor, maestro, psicólogo, etc.). Debemos decidir sin temores ni dudas pues las malas decisiones no hacen daño, el daño lo hacen las indecisiones y las malas intenciones. “Sentirse mejor para ser mejores”.

¿Reconocemos bien lo que sentimos y sabemos que hacer con ello para conducirnos de manera correcta?.

      “De donde hemos sacado la loca idea de que para lograr que un  niño SEA BUENO, primero debemos hacerlo SENTIR MAL”

     ¿Que es la mala conducta?. En realidad no es otra cosa que la falta de conocimiento o de conciencia, ausencia de habilidades afectivas, o de no tener opciones de conductas adecuadas, falta de motivación, o entrenamiento punitivo que nos lleva a reacciones primitivas de ataque o huída, que terminan por bloquear la comunicación. En iguales circunstancias  estamos muchos de los adultos, sin conocimientos, ni conciencia, ni habilidades (Bailey).
 
   Es conveniente dejar atrás el concepto tradicional de “buen padre” especialmente el de “buena madre”, acabando con el campo de batalla en el que habitualmente se desarrollan nuestras relaciones con los niños, evitando el constante estire y afloje entre castigar o estimular, presionar o favorecer, pelear o ceder, etc.  En las relaciones con los niños los padres nos debemos abstener de sermonear, regañar, amenazar, castigar o de ceder y pasar por alto las cosas, debiendo mantener una actitud de no intervención, favoreciendo que el niño se haga responsable de sus propios actos y experimente las consecuencias de los mismos.

Frecuentemente vemos que los padres toman toda la responsabilidad para el funcionamiento de la familia y consecuentemente, los niños se sienten libres para hacer lo que les plazca. La mejor forma para que los niños se responsabilicen no es enseñarles responsabilidad, sino “darles la responsabilidad”. En nuestra civilización los padres tienden a sobrecargarse de responsabilidad quitándole a sus hijos la oportunidad de esa experiencia.

Los resultados de las practicas correctivas inadecuadas, incorrectas o inconvenientes serán, hijos (ciudadanos) : al dañar su autoestima = sumisos o adictos a la aprobación. Agresividad y dureza = mentirosos, huidizos o bien agresivos. Premios y sobornos = extorsiónadores. En el modo de pedir estará el modo de dar.

Sin lugar a dudas, el esfuerzo personal de los adultos para reconocer sus inhabilidades, incapacidades y flaquezas, terminará por hacerlos mejores seres humanos, En opinión de Alice Miller para que un niños se desarrolle de manera adecuada solo necesita de un ser: adulto, empático y no dominante, aclara que “adulto” es un ser paciente y tolerante; “empático” es el que respeta las emociones de los otros y finalmente “no dominante” es quien no pretende ganarle al niño a toda costa. La seguridad nace de la responsabilidad y ésta del conocimiento, aceptación y respeto. La coparticipación conciente y respetuosa en el ámbito familiar, escolar o  social tanto como la observancia de  las normas de convivencia y la felicidad que da el servir a los semejantes, nos devolverán la paz y tranquilidad necesarias para el desarrollo humano. “Se hace camino al andar”.

“Sin límites, no hay libertad verdadera”

REFERENCIAS


1.- Nelsen J. Disciplina Positiva –nueva edición-. Editorial Ruz. Segunda edición, 2009
2- Curwin RL y Mendler AN. Disciplina con Dignidad. 2ª Edición. ITESO. 2003.
3.- Calderón, R.: Apuntes de Neurología Pediátrica, Manejo Disciplinario del Niño.                           Instituto de Estudios Neuropediátricos y el Centro Neurológico para Niños y Adolescentes (CENNA), S.A., 1979
4.- Bailey BA. Edúquelos con amor. Prentice Hall. Primera Ed en español. 2001
5.- Barocio R. Disciplina con amor, como poner límites sin ahogarse en la culpa. Editorial Pax México.2004.
6.- Sparrow JD. La Disciplina –método Brazelton-.Grupo Editorial Norma. Colombia 2007.
7.- Chávez-Cham C. Coaching para tus hijos. Grupo Editorial Norma. México, 2003.
8,. Schmill V. Disciplina Inteligente. Ed. Producciones Educación Aplicada. 4ª Edición. México. 2004. pp 39-51.
9.- Enkvist I. La nueva pedagogía y el aprender a ser ciudadano. Educ y Educ 2008;11(2):243-252.










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