lunes, 5 de julio de 2010

El Regreso de la TOSFERINA





El bebé había tenido catarro y un poco de tos durante la última semana. Inicialmente sólo tosió durante el día, pero desde anoche comenzó con una tos tan intensa y persistente que asustó a la familia. Ya nadie pudo dormir en esa casa.
Eran ataques de más de siete u ocho tosiduras consecutivas, que no lo dejaban ni tomar aire. Cuando al fin intentaba respirar emitía una especie de silbido estridente, grueso como el canto de un gallo.
Sus ojos lacrimosos y colorados, parecían salirse de las orbitas. Se ponía rojo, luego morado, sacaba su lengua y nomás se recuperaba momentáneamente para repetir el cuadro. Vomitaba flema espesa y pegajosa, junto con la poca leche que había logrado ingerir.
La madre, lo arropó, le tapó la cabeza y se precipitó al mismo consultorio de la esquina, donde días antes lo había llevado. En el camino el bebé se veía pálido y agotado, pero al cabo de unos minutos recuperó el semblante. La Inocente criatura no quiso llorar, esto le acarrearía un nuevo ataque de tos. Mantuvo la lengua hacia delante procurando dejar libre su garganta.
Cuando revisó los bronquios y pulmones el doctor no encontró nada sobresaliente. Se le quedó viendo a la criatura de escasos 2 meses de edad; no se veía tan mal. Casi los regaña por asustarse tanto; pero cuando intentó revisarle la faringe utilizando un abate lenguas… todos se espantaron, vino otra vez aquel ataque de tosiduras continuas. El doctor al verlo tan grave personalmente lo llevó al hospital para que lo revisara un pediatra.
La tosferina (literalmente tos de fiera) es una enfermedad producida por infección con la bacteria Bordetella Pertusis, y aunque la vacuna casi la había erradicado de nuestro medio, en los últimos años ha regresado con mucha fuerza al noreste del país.
La clínica 4 (donde laboro) en la ciudad de Monterrey, recibió en el 2009 a 18 niños portadores de Síndrome (conjunto de signos y síntomas) Coqueluchoide (que asemeja un grito de gallo). La mayoría de esos niños presentaban datos clínicos inequívocos de Tosferina y aunque en nuestro medio la Bordetella presenta ciertas dificultades para su cultivo, esta se identificó en la mitad de los casos. También se logró cultivar en muestras tomadas entre los padres y hermanos de los niños enfermos (asociación epidemiológica).


En el estado de Nuevo León durante el 2009 se reportaron 21 casos confirmados (mediante cultivo), incluyendo dos defunciones. Números similares se presentan en Tamaulipas y muchos más en el sur de Texas. La diferencia en la incidencia de tosferina entre los dos países, representa por un lado la negativa de los padres a vacunar a sus hijos y las grandes facilidades de laboratorio en los Estados Unidos.
En este año tan sólo en el estado de California (USA) se reportaron 910 casos (incluyendo 5 defunciones), más del cuádruple de los reportados en el 2009.


La enfermedad grave se presenta con mayor frecuencia en bebés menores de 3 meses quienes han recibido sólo una, o ninguna, dosis de la vacuna DPaT (difteria, pertusis acelular y tétanos), incluida en la pentavalente. Los estudios refieren que un niño no vacunado presenta un riesgo 23 veces mayor de contraer esta enfermedad, comparado con los que tienen su esquema completo.
La tosferina en adolecentes y adultos ha aumentado hasta 16 veces según reportó la CDC de Atlanta; aunque en ellos se presenta con un cuadro de tos mucho menos severo, su identificación es importantísima para prevenir su transmisión a los lactantes.
Los expertos en algunas regiones han recomendado adelantar dos semanas las dosis de la vacunación contra la tosferina, en un esquema que inicie al mes y medio y luego cada dos meses, insistiendo en la revacunación a los 18 meses y a los 4 años. Otras sugerencias son revacunar con DPaT a los 8 años, y se está estudiando la posibilidad de revacunar durante el tercer trimestre del embarazo a todas las adolecentes para evitar que ellas contagien a sus bebés.
Los padres de familia deben estar conscientes de la gravedad de este problema para acudir a tiempo al pediatra. Así mismo es vital no dejar que se retrase el esquema de vacunación de sus bebés. Los adultos, adolecentes y mayores de 8 años que planeen tener, cuidar o estar cerca de un bebé deben de recibir una dosis inicial de refuerzo para tosferina (booster Tdap) y luego cada diez años. Las madres adolecentes también pueden recibir esta vacuna antes de salir del hospital con su bebé. Pregunte a su pediatra.


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Dr. Juan Eduardo Lingow Rodríguez
Médico Pediatra CP 999668, cédula pediátrica 3224781
Universidad de Monterrey
Universidad Autónoma de Nuevo León
Hospital Christus Muguerza Sur. Consultorio 204-206
Carretera Nacional SN colonia la Estanzuela
Monterrey N.L.
(81) 81 04 2007 y (81) 81 04 2010

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